Es común pensar entre los panameños que la época de los golpes de estado presidenciales eran eventos exclusivos de la época de mediados del siglo XX o de la dictadura militar. Sin embargo, 1990 tuvo su momento más cercano de experimentar algo similar en contra del gobierno democrático de Guillermo Endara, gobierno que inició el mismo día de la invasión estadounidense de 1989.
El 5 de diciembre de 1990, se registró una rebelión de policías en Ciudad de Panamá, sofocada por el ejército de Estados Unidos acantonado en las bases norteamericanas de la antigua Zona del Canal. Lo ocurrido aquel día fue dirigido por el coronel Eduardo Herrera Hassan, un antiguo oficial de las extintas Fuerzas de Defensa de Panamá, quien anteriormente tenía vínculos estrechos con los Estados Unidos. El militar protagonizó en la ciudad capital la primera intentona golpista post-dictadura militar.
Todo empezó cuando Herrera había sido relevado de la jefatura de la policía panameña en el mes de agosto y luego detenido bajo la acusación de ser parte de un complot para desestabilizar la administración de Guillermo Endara.
En la noche del 4 de diciembre, Herrera se fugó (tuvo ayuda de algunos antiguos miembros de las Fuerzas de Defensa) de la prisión de la isla de Naos a bordo de un helicóptero. Buscó refugio junto a un centenar de hombres en el edificio de la Dirección General de la Policía Nacional, situado cerca del cerro Ancón, a poca distancia de las instalaciones del Comando Sur.
A eso del mediodía del día 5, abandonaron el edificio de la Dirección General de la Policía con el propósito de ir en una marcha hacia la Presidencia. No obstante, fueron cercados de forma rápida por soldados norteamericanos.
Se confirmó que en el momento de la marcha se escucharon disparos. En el incidente, el sargento Filemón Montero Del Rosario, de 29 años, resultó muerto de un disparo durante un forcejeo. En medio de la confusión, Herrera se entregó.
En una entrevista a los medios televisivos, Herrera explicó que su plan no era deponer al gobierno de Endara, sino demandar un trato más justo a la institución policial y un aumento salarial a los integrantes de la nueva fuerza pública. Por otro lado, el primer Vicepresidente y Ministro de Gobierno y Justicia, Ricardo Arias Calderón, declaró ante los medios que ninguna negociación podía establecerse con quien había “intentado violar el orden democrático del país“.
La intervención de las tropas estadounidenses y los escasos medios de combate de los insurrectos hacían que el movimiento rebelde de Herrera, desde el principio, estuviese destinado al fracaso.
suena preocupante. Habría que investigar si se realizó la investigación del hecho denunciado.
Este caso se investigo..ó muerto quedo el panameño?
quien hace un golpe de estado caminando a plena luz del día y sin Armas Endara era un cobarde
Endara y los miles que marcharon con él no eran ningunos cobardes. Los Batalloneros de Noriega golpeaban, apaleaban, capturaban, torturaban y hasta mataban a cualquiera que se manifestara. Endara y sus dos vices (Arias Calderón, y Billy Ford que se llevó la peor parte) marchaban junto con sus simpatizantes y recibieron tanganazo limpio.
Cobardes los gobernantes actuales que sueltan los antimotines al menor susurro de descontento, y cobardes las nuevas generaciones que no protestan si no es en Twitter y Facebook.