El 16 de diciembre de 1989, el teniente estadounidense (colombiano de nacimiento) Robert Paz Fisher fue muerto en un confuso incidente luego que él y otros soldados vestidos de civil huyeran de un retén policial frente a la Comandancia (que era el cuartel central de las Fuerzas de Defensa de Panamá).
El presidente George Bush utilizó este hecho como detonante para ejecutar la operación Causa Justa, la cual inició durante la medianoche del 20 de diciembre de 1989, cuando se sintieron los primeros bombazos en el populoso barrio de El Chorrillo, lugar donde se ubicaba la Comandancia.
En lo que el bombardeo acontecía, la nómina ganadora de las anuladas elecciones presidenciales del 7 de mayo de 1989 (compuesta por Guillermo Endara, Ricardo Arias Calderón y Guillermo Ford) tomaba posesión como presidente y vicepresidentes en la base militar de Clayton.
No sólo la Comandancia fue atacada; también los cuarteles militares de Tinajitas, Panamá Viejo, el cuartel de infantería de Los Pumas de Tocumen y la base de Río Hato. Asimismo, los aviones de las Fuerzas de Defensa localizados en el desaparecido aeropuerto de Punta Paitilla y Tocumen fueron destruidos. La ausencia de policías en las calles provocó un saqueo descontrolado a los diferentes comercios de la ciudad, el cual dejó pérdidas millonarias. El mismo fue controlado paulatinamente por soldados estadounidenses.
En esta operación militar, el ejército de los Estados Unidos (con un aproximado de 26,000 soldados) invadió Panamá con el objetivo de remover del poder a Manuel Antonio Noriega y a las Fuerzas de Defensa. Noriega era solicitado por la justicia estadounidense debido a los cargos de narcotráfico a los que fue imputado en febrero de 1988.
El ejército panameño tenía un poco más de 12,000 efectivos dispersos a lo largo del país y no estaban tan bien preparados, lo que representó una enorme ventaja para los Estados Unidos, quienes emplearon armamento de última tecnología.
A pesar del amplio despliegue norteamericano que se dio en la ciudad capital, el general Noriega logró escabullirse hacia la Nunciatura Apostólica el 24 de diciembre, en donde estuvo asilado hasta el 3 de enero de 1990, día en que se entregó luego de una fuerte presión ejercida por el ejército estadounidense.
Si bien se instauró la democracia en Panamá y Noriega fue llevado a prisión para ser juzgado por sus delitos, este suceso fue uno de los episodios más traumáticos de toda la historia del país. La invasión hizo desaparecer 21 años de dictadura en un abrir y cerrar de ojos, pero el costo de vidas que se llegó a pagar fue muy alto.
Según cifras oficiales, murieron de 472 a 500 personas. Sin embargo, grupos de derechos humanos creen que esta cifra va más allá del millar. Existen varias organizaciones que, a lo largo de los años, han realizado sus propias investigaciones con respecto al tema de los fallecidos. La Iglesia Católica de Panamá considera que hubo unas 655 bajas panameñas (314 militares y 341 civiles). El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses contabilizó 255 fallecidos y 93 desaparecidos (entre militares y civiles).
No obstante, el Comité Panameño por los Derechos Humanos registró 556 muertos, y la Asociación de Familiares de los Caídos del 20 de diciembre de 1989 reconoce que la cantidad de víctimas fue más de 4,000.
Independientemente de cuántos murieron durante la invasión, de cuánto armamento nuevo estrenó el ejército norteamericano en Panamá, de si hubo unidades de las Fuerzas de Defensa que combatieran o no, de cuántos soldados estadounidenses murieron; independientemente de todos los mitos y realidades que se saquen a la luz sobre el 20 de diciembre, no cabe duda alguna que la invasión fue un evento que se pudo haber evitado.
no deberías ponerle marca de agua a las fotos que no has tomado, estas violando copyrights, debes dar mención del o los fotógrafos, saludos