Si tuviéramos que hacer una lista de 10 personajes ilustres a lo largo de toda la historia de Panamá, no cabe duda que el nombre de Ricardo Joaquín Alfaro Jované aparecería en ella.
Este personaje nació el 20 de agosto de 1882, en la Ciudad de Panamá. Sus progenitores fueron Hortensia Jované y Luis Ramón Alfaro, siendo este último hijo del coronel José Alfaro, conocido militar de los Ejércitos Libertadores de Venezuela. Ricardo realizó su educación primaria en la Escuela San Vicente de Paúl y posteriormente hizo la secundaria en el Colegio de los Escolapios, ambos ubicados en la Ciudad de Panamá.
Luis Ramón Alfaro
Hortensia Jované
En 1898, participó en un concurso que le permitió ganarse una beca que lo llevó a estudiar en el antiguo Colegio Mayor Fernández Madrid. Se graduó en 1900 con el título de bachiller y luego pretendía estudiar en la Universidad de Cartagena la carrera de Derecho, pero la Guerra de los Mil Días imposibilitó sus deseos ya que la universidad fue cerrada durante el conflicto bélico.
Ricardo J. Alfaro de joven
Alfaro decide devolverse a Panamá para continuar por su cuenta sus estudios de Derecho y como practicante en leyes. Casi de inmediato empieza su carrera política en puestos menores.
En 1905 llega a ser Subsecretario de Relaciones Exteriores de la naciente república panameña. Ese año, el 28 de octubre y con 23 años de edad, contrae nupcias en la Ciudad de Panamá con Amelia Cristina Lyons Orillac, con quien tuvo seis hijos: Rogelio Edwin, Yolanda María, Hernán Alfaro (falleció a los meses de nacido), Víctor Ricardo, Amelia Victoria e Iván José.
Amelia Cristina Lyons Orillac
El ascenso político de Ricardo J. Alfaro no se detiene, y en 1908 es enviado a Barcelona, España, para ostentar la posición de Cónsul General. Cuatro años después, es nombrado consejero jurídico de la Legación de Panamá en Washington, asignado específicamente a las tareas relacionadas al asunto limítrofe entre Costa Rica y Panamá.
1917 vio el nacimiento de la Cruz Roja Panameña, y Ricardo se involucró de lleno en la fundación de la organización benéfica. Ocupó el cargo de tesorero de la primera Junta Directiva. Al año siguiente, logra conseguir en la Facultad Nacional de Derecho (localizado en la Ciudad de Panamá) su doctorado en la rama de Derecho y Ciencias Políticas, llegando a ser docente de Derecho Civil y profesor de historia en el Instituto Nacional.
Ejerció el puesto de Secretario de Gobierno y Justicia del país desde 1918 hasta 1922, y en varias oportunidades estuvo encargado de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Los próximos ocho años (1922-1930) vieron como este jurista se desempeñó como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Panamá en los Estados Unidos. En julio de 1926, firmó junto al secretario de Estado de los Estados Unidos, Frank Billings Kellogg, un nuevo tratado canalero de nombre Alfaro-Kellogg, aunque el convenio fue muy repudiado por los panameños.
El 12 de mayo de 1926, se estableció la Academia Panameña de la Lengua, lo cual fue posible gracias a la iniciativa de don Ricardo, quien obtuvo el apoyo total del presidente de la Unión Iberoamericana para llevar a cabo la propuesta.
La familia Alfaro en 1929
El cargo más importante de la vida de Alfaro lo ostentaría el 16 de enero de 1931, día en que ocupó la presidencia del país hasta el 5 de junio de 1932. Más adelante, desempeñaría por segunda ocasión el puesto de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Panamá en los Estados Unidos, de 1933 a 1936.
Durante su misión diplomática en Washington, el doctor Ricardo, junto al diplomático Narciso Garay Díaz, colabora en las negociaciones que darían como resultado la firma del Tratado General de Amistad y Cooperación (conocido también como Arias-Roosevelt) el 2 de marzo de 1936. A diferencia del convenio Alfaro-Kellogg, este si fue aceptado por gran parte de la población.
Ricardo J. Alfaro participó en las elecciones presidenciales de mayo de 1940, teniendo como oponente a Arnulfo Arias Madrid. No obstante, terminó retirándose de la contienda electoral por considerarla fraudulenta al no existir las garantías necesarias. Busca residencia en los Estados Unidos y se devuelve a Panamá en 1942, en donde trabaja en distintos cargos jurídicos (además de cooperar en materia de arbitraje internacional) para el gobierno del presidente Ricardo Adolfo de la Guardia.
Es miembro en 1944 de la Comisión Codificadora, y asimismo dirige (con la compañía de los abogados Eduardo Chiari y José Dolores Moscote) la comisión encargada de redactar la Constitución de 1946, la cual reemplazaría la de 1941. Es nombrado como Jefe de la Misión de la Administración de Socorro y Rehabilitación de la Naciones Unidas, representando a los países del Caribe.
La Universidad de California del Sur, Estados Unidos, le otorga en 1945 el título de Doctor en Leyes Honoris Causa, y poco después presidió a la delegación de Panamá en la Conferencia Interamericana de Bogotá, Colombia.
Entre 1945 (año en que finaliza la Segunda Guerra Mundial) y 1947, Alfaro funge como Ministro de Relaciones Exteriores. En esta etapa lidera a las delegaciones panameñas en las asambleas generales de la recién creada ONU (Organización de las Naciones Unidas), desde el primer encuentro efectuado en San Francisco, en 1945, hasta el tercero, realizado en la ciudad de París en 1948.
Es en este período donde Ricardo J. Alfaro dejó ver cuál sería su verdadero legado al mundo: el de la lucha por los derechos humanos. Él, como representante de la república panameña, mostró a la ONU los proyectos que trataban sobre la Declaración de los Derechos Humanos y la referente a los Derechos y Deberes de los Estados.
De igual forma, es parte de la comisión dirigida por Eleanor Roosevelt (esposa del presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, fallecido en abril de 1945) que escribió la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el año 1948, en la ciudad de París. La ONU asignó a Ricardo para que tradujera al español el texto de este documento, e igualmente lo escogen como integrante de la Comisión de Derecho Internacional por un lapso de cinco años.
Entre 1948 y 1959, el doctor Alfaro llega a impartir clases en la Universidad de Panamá como Profesor Extraordinario de Derecho Internacional, y también brinda innumerables conferencias en el extranjero sobre materia política, jurídica, lingüística y temas sobre arbitraje internacional.
Para 1959, abandona su cargo en la universidad panameña para aceptar el nombramiento de Magistrado de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el cual obtuvo gracias a la decisión de la ONU. Ocupa en 1961 la vicepresidencia de la Corte, retirándose del todo en 1964. Luego de regresar a Panamá, es elegido Asesor del Gobierno Nacional del presidente Roberto Chiari y Consejero Político de la misión negociadora de los conocidos Tratados Robles-Johnson (apodados “3 en 1”), los cuales fueron rechazados por la mayoría del país en 1967.
Preside en 1966 a la delegación de Panamá en la Reunión de la Comisión Especial de Anteproyecto de Reformas a la Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Dirige en 1968 y 1969 la Comisión para la Reforma del Código Electoral panameño.
En marzo de 1970, el gobierno (con Omar Torrijos a la cabeza) declara a Ricardo J. Alfaro “Ciudadano distinguido de la República, en quien se reconocen atributos y virtudes de hombre de Estado“. El 12 de mayo de ese mismo año, el Consejo Municipal lo proclama “Hijo Meritorio del Distrito de Panamá”, y en junio se celebra un homenaje al Dr. Alfaro auspiciado por la Academia Panameña de la Historia y la Academia Panameña de la Lengua.
Fallece con 88 años, en la Ciudad de Panamá, el 23 de febrero de 1971. Ciertamente su existencia ha dejado una huella imborrable para la posteridad gracias a su sobresaliente visión de los derechos humanos.